Apasionada por la estética, con los pies en la tierra y el ojo entrenado para reconocer a los verdaderos creadores, fue una de las mayores promotoras del diseño local.
El domingo 6 de octubre murió Dolores Navarro Ocampo. Estilista, emprendedora, generosa y siempre alerta para descubrir y dar a conocer nuevos talentos. Todas estas cualidades se pusieron en juego cuando, hace 20 años, creó PuroDiseño. Según Alejandro García -editor de moda y periodista especializado en el tema- ella fue “pionera de la moda local. Tuvo un ojo clave y entrenado y una visión de futuro”.
Trabajó como productora y luego editora en Editorial Atlántida. “La conocí trabajando en Para Ti. Fue mi jefa. Una persona de la cual aprendi un montón. Siempre me puso desafíos que ni yo sabía si los podía cumplir pero en el afán de no desilusionarla los lograba”, recuerda Matilde Quintana, quien muchos años después volvió a trabajar con Navarro Ocampo. “Hoy con todo lo que leí, noté que a muchos les pasó eso. Capaz era una trampita que nos hacía”, dice con una sonrisa.
Dolores Navarro Ocampo era de esas personas que no pasan inadvertidas. No sólo por sus emprendimientos y su personalidad sino por estar ne los pequeños detalles. Así la recuerda Marité Rizzo, editora de moda de Para Ti. “Llegué a la editorial el 4 de julio de 1996 y Dolores Navarro Ocampo era la editora de moda en ese momento. Me recibió con los brazos abiertos. Yo empezaba una pasantía y ella, súper generosa, me esperaba con un abrazo para darme la bienvenida. Después de tres meses, en los que estuve medio a la deriva, ella me dijo que me quedara. Así que para mí fue como la varita que me tocó la cabeza, un ángel que me dijo Quedate“, cuenta emocionada.
“Hoy le estoy eternamente agradecida. Dolores fue una persona muy generosa. Seguimos en contacto siempre con una cosa o con otras por la revista y PuroDiseño estábamos conectadas. Cada vez que la veía era muy amorosa, la verdad es que tenía una sabiduría como pocos. Lo que más rescato de ella es su humildad. Era una grande en todo sentido“, dice Rizzo refiriéndose a su mentora. “Tenía un gran conocimiento de moda, de diseño, de deco y, sin embargo siempre la veías humilde. Te hablaba y te enseñaba con esa voz tan dulce que tenía”, remata.
Como tantos otros colegas, Quintana destaca su estilo: la forma de marcar presencia sin necesidad de estar demostrando nada. “Aprendías de sólo mirarla”, recuerda y, fiel a su trayectoria como estilista, sigue: “¡Tenía tanta clase! Cualquier trapito se convertía en algo chic en sus manos. Amaba ayudar a los diseñadores nuevos“. También estilista, Alejandro García coincide en el comentario: “Su look tenía un charme natural y relajado. En la entrevista reveló: El tiempo me dio la seguridad de saber como soy y que lo que me ponga me va a quedar bien. Para ella el estilo no es algo que tiene cualquiera sino que forma parte del ADN, tiene que ver con la educación, con la vida que cada uno lleva, lo que cada uno trae”, sostiene.
García se acuerda de la época en que se conocieron: ambos trabajaban en Editorial Atlántida: él, en Para Ti y ella en PuroDiseño. “Era una mujer franca, con la sonrisa siempre bien dispuesta y la mano siempre a mano. Sabia en su experiencia, coherente en sus pensamientos y también en sus comentarios”, enumera y añade: “Se definió como una mujer inquieta, corajuda, con cabeza abierta y también un poco salvaje. Fue un ejemplo de mujer”.
En la misma línea, Quintana acota que las jornadas de trabajo servían también para hablar de las “cosas importantes de la vida” y destaca: “Fue una persona que no tuvo miedo a ser diferente. Ella era simplemente Dolores y eso ya era un montón”.