El joven artista cordobés, Santiago Viale, replica los instantes naturales con el fin de perpetuarlos
¿Cuántas veces se puede disfrutar de un atardecer en una pradera mecida por la brisa?, ¿escuchar los sonidos de la tormenta o del mar?, ¿observar el aleteo de nubes de mariposas volando a nuestro al alrededor?. Las instalaciones que construye el artista cordobés, Santiago Viale, son un intento por conservar esos momentos de la naturaleza, de contenerlos y expresarlos.
Retener ese momento poético sublime y volverlo perdurable. Y hacerlo aunque sea una idea destinada al fracaso. “Igualar la belleza de la naturaleza es imposible pero lo interesante es que las máquinas crean una realidad nueva: un paisaje artificial y una retórica que le es propia”
Viale estudió pintura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y en paralelo se formó, de manera autodidacta, en ciencias naturales y mecánica. La pasión por lo artístico estuvo desde siempre: de chico adoraba dibujar y pintar.
Actualmente está exponiendo “Otros Fenómenos” en la galería The White Lodge, en Córdoba, a la vez que desarrolla, junto a un arquitecto, una instalación cinética lumínica para un importante hotel de la ciudad.
“Me interesa mucho seguir explorando lo sonoro, siento que aporta una dimensión extra en la percepción de la obra que es muy atractiva”. A la par, sigue de cerca sus otros proyectos: ilustra cuentos infantiles y explora diferentes medios y técnicas, como la fotografía o la joyería.
La mayor complejidad de su proceso creativo, cuenta, es hacer que todo funcione, “que lo que uno piensa y plasma en un papel coincida con el resultado”.
Especialmente, porque los tiempos y el presupuesto suele ser escasos. Además, cada proyecto es distinto y los montajes expositivos siempre tienen un riesgo.
“Cuando llevo la obra a un museo o a un centro cultural, las dificultades se incrementan: probamos las partes por separado, pero nunca todo junto. Hasta último momento estamos ajustando, modificando, agregando cosas. La parte final, la del montaje, es la etapa que más nervios genera”
En general el proceso creativo es siempre único. “No tengo un solo método, a veces surge de momentos reales que experimenté en la naturaleza y me gustaría seguir vivenciándolos, otras veces nacen de la investigación teórica. También, aparecen cuando uno está probando y ensayando cosas. Un material, un pensamiento o la obra de otro artista puede dar inicio al proceso”.
A esa primera idea le sigue un arduo y complejo trabajo de investigación. “Encontrar qué material se adapta mejor, cuál se encuentra disponible y se ajusta al presupuesto, qué mecanismos y sistemas podrían ser útiles para llevarla a cabo y también, quiénes están dispuestos a colaborar con el proyecto”.
Una serie de acciones con la que, de algún modo, le permiten transmitir y replicar algo de la conmoción y sutileza de la magia natural.