Un diseñador y una experta en cerámica se juntaron para armar piezas de joyería con el descarte de obras en construcción. Arquitectos que los conocen por las redes y seguidores les avisan dónde hay un volquete para que pasen a buscar su materia prima.
Cascote creció a partir del trabajo en equipo y multidisciplinario de Esteban Plazibat (diseñador) y Victoria Donatti (técnica en cerámica). Desde 2019, cuando se gestó como proyecto, el emprendimiento no para de crecer.
Crean piezas de joyería con restos de paredes destruidas.
El proceso creativo empieza con la búsqueda de la materia prima: los cascotes que se se descartan de los edificios o las casas destruidas.
LA BÚSQUEDA
“Siempre llevamos con nosotros guantes y bolsas, porque nunca sabemos cuándo vamos a toparnos con un volquete. También recibimos muchos mensajes y fotos de nuestros seguidores avisándonos que vieron tal color o tal azulejo, y muchas veces hemos ido a buscarlos. Algunas arquitectas que nos conocieron por redes nos llaman cuando hacen modificaciones en algún lugar para que vayamos a buscar lo que “ya no sirve”. Lo que para algunos es basura, para nosotros es el material más valioso, por eso lo reutilizamos“
Utilizamos los azulejos de cerámica ya que son los más finos, más livianos y tienen más variedad de colores y dibujos. Después empezamos a tomar decisiones sobre las paletas de colores y los posibles diseños.
EL MATERIAL
Tratamos de crear aros que son únicos en forma y color, ya que los hacemos a partir de azulejos de los cuales encontramos poca cantidad y solo alcanza para uno o muy pocos pares.
Armamos sets y mini locaciones para lograr una armonía de figuras y colores, contraste y equilibrio. Intentamos principalmente que se refleje la estética de la marca. Por eso utilizamos otros materiales que provienen de la destrucción: ladrillos, maderas o vidrios. Pero siempre el foco está puesto en nuestros cascotes.
EL PROCESO
Bocetamos, dibujamos directamente sobre el material y hacemos pruebas hasta llegar a la versión correcta.
Cortamos, lijamos, emprolijamos bordes y volvemos a lijar para relucir el material, dándole un acabado suave y prolijo. Trabajamos para darle forma a la pieza.
Si bien el resultado final es una pieza de joyería, buscamos que se pueda identificar lo que fue antes de ser una joya, es por eso que nos interesa dejar a la vista el material, el cascote.
Es un proceso artesanal largo y muy minucioso. Hacemos cada pieza una por una y eso la hace única. Todas traen consigo una historia que se prolongará en el tiempo.
LA SEGUNDA VIDA DEL CASCOTE
El mensaje que queremos contagiar es que se puede producir y diseñar sin crear de más. Si bien en un principio lo hicimos de manera intuitiva, con el tiempo nos dimos cuenta de que las ideas y los procesos que llevamos a cabo se articulan perfectamente con el concepto de Upcycling.
Nuestro trabajo consiste en transformar “algo” que está a punto de extinguirse. Ese “algo” es un azulejo, un cascote que re-imaginamos para convertirlo en algo nuevo y darle así una nueva vida, aportándole valor estético.
Continuamente estamos probando cuál es el límite del material, cuáles son las formas posibles de hacer en el azulejo y cuáles no. Es clave la experimentación, porque es un material poco convencional en el mundo de la joyería.
