Clara Carluccio y Martín Ortíz Villa son la pareja de arquitectos detrás de Estación Ortiz, un proyecto de deco que muta y crece. La participación en Puro Diseño, fue clave para su despegue como marca
Detrás de Estación Ortiz hay una historia de amor, la de dos arquitectos, Clara Carluccio y Martín Ortiz Villa. Se conocieron en la facultad (ambos son egresados de la Universidad de Belgrano), fueron socios primero y después se casaron. Hoy tienen una hija de dos años y están esperando un segundo bebé.
En 2010, mientras armaban su casa, se dieron cuenta que terminaron comprando parte de los muebles en remates y anticuarios. Apasionados por los objetos vintage, encontrar hallazgos con historias fue parte de la travesía.
En ese entonces aprendieron a restaurar, lustrar, pintar, patinar y lavar los muebles. Y así fue como casi (que nunca es) “de un día para el otro” empezaron a vender parte de esos muebles recuperados.
Clara trabajaba en una empresa constructora y Martín dirigía la remodelación de un local comercial sobre calle Defensa, en pleno corazón de San Telmo. En ese punto estratégico de Buenos Aires, frente a Plaza Dorrego con su feria de antigüedades, abrieron su primer local: una casa antigua iluminada por un patio central con techos transparentes rodeada de muebles y objetos vintage totalmente restaurados.
“El lugar era mágico pero aun así costó muchísimo vender el primer mueble, pero cuando empezamos, no paramos”, recuerda Clara. Los domingos eran los días más fuertes, el barrio estallaba de gente, turistas locales e internacionales. “Todos subían a curiosear y de boca en boca nos fuimos haciendo conocidos”, agrega.
Cuando la demanda empezó a crecer, empezaron a fabricar ellos mismos, “con artesanos que nos confeccionaban los esqueletos de los modelos de los muebles de estilo que teníamos”. Incorporaron diferentes líneas de muebles y su fuerte se volvió el estilo industrial.
En el garage de los padres de Martín armaron un pequeño taller.
“Hoy tenemos una fábrica de 1500 m2 en Barracas, en donde fabricamos todo tipo de muebles, iluminación y objetos deco, siempre con la impronta vintage que nos identifica. Vendemos mayorista a locales comerciales en todo el país y al consumidor final en nuestros locales de venta al público (además del de San Telmo, sumaron uno en Palermo) y pagina web”, cuenta Clara.
¿Qué aplican de sus profesiones de base?
Martín: la arquitectura te abre un abanico de conocimientos sumamente amplio, desde los más duros como pueden ser las matemáticas o un cálculo estructural, hasta los más blandos como el diseño y el arte.
En el diseño de muebles y objetos usamos muchísimo estas herramientas, desde poder bosquejar una idea y llevarla al papel con medidas exactas hasta la elección y el cómputo de los materiales a utilizar.
¿Cuál es la parte más difícil de crear?
Martín: Bajar a tierra lo que pensás. Cuando estás diseñando, dibujando, nada te ata, sos libre, te imaginas ese producto perfectamente. Pero cuando lo pones en papel ya empiezan las limitaciones, las medidas, el material que vas a usar, si puede o no quedar de tal o cual manera.
Hay que tener en cuenta todo, el aprovechamiento del material, cómo lo vas a hacer, cuánto va a costar, el tiempo que va a llevar. Son cosas que hay que tener en cuenta y te van limitando. Pero lo más motivante es ver el producto terminado. Eso te da empuje para seguir diseñando y pensando nuevas cosas.
Ni hablar si después lo llevamos al local y se convierte en un boom de ventas, es súper reconfortante ver que los clientes se identifican con algo que vos diseñas y producís y que amarían tenerlo en su casa.
¿Diseñan siempre juntos?
Martín: sí, aunque hay veces en que uno se identifica más con un producto que con otro. Después nos peleamos por cual producto tuvo más aceptación que otro. Es un poco “el encanto” de trabajar en pareja. Lo bueno es que al ser dos, siempre hay otra mirada que ayuda a ir puliendo todos los diseños.
El diseño surge principalmente de nuestras ganas de seguir creando, sorprendiendo a nuestros clientes, quienes a veces, son los que nos dan nuevas ideas, y nos encanta. Diseñar pensando en quien va a usar ese producto, es sin dudas un gran acierto.
Martín Ortiz Villa
¿Qué buscan que transmitan sus objetos?
Clara: Desde que empezamos con Estación Ortiz queremos que nuestros muebles transmitan algo más, que cuenten una historia con su impronta propia.
Hacemos mucho hincapié en la industria nacional, queremos revalorizar lo “hecho en Argentina”. Es muy difícil competir con la industria mundial pero estamos sumamente contentos porque poco a poco comprobamos que la calidad de nuestros muebles puede competir tranquilamente con cualquier importado.
¿Qué significó Puro Diseño para ustedes?
Clara: es una vidriera gigante. Nos presentamos durante 3 años consecutivos, en 2013, 2014 y 2015, apenas arrancábamos con Estación Ortiz. Además de la increíble cantidad de gente que visita la feria dispuesta a consumir diseño, la feria tiene repercusión en todos los medios de comunicación y creo que ahí está el mayor valor, gente
Presentarnos cada año nos exigía idear nuevos productos, diferentes opciones, mas estampas, otros muebles.
La idea era sorprender a todos los consumidores que año tras año van en busca de nuevas propuestas. Ni hablar del diseño del stand, era lo que más nos motivaba a nosotros, siempre fuimos con las ganas de ser el mejor stand. De hecho, en 2014. ganamos un premio, fue una alegría enorme.
DOS DE MIS PRODUCTOS ESTRELLAS
Desde el principio, las lámparas taller son las más buscadas.
“Son una reinterpretación de las antiguas lámparas que se usaban en el taller pero con un encanto particular: su mango torneado de madera, cable entelado y la jaula hecha íntegramente a mano, con diferentes modelos y posiciones, es súper llamativa. Cuando la miras, podes apreciar todo el trabajo artesanal que tiene, las pequeñas puntadas de la soldadura entre alambres y sus detalles”
Clara Carluccio
El mueble LCD de hierro y madera.
“Fueron los mismos clientes quienes nos pedían la estantería sin un estante para poder poner la tele, o cierta distancia entre ellos para lo mismo. Estábamos muy encasillados y este modelo surgió casi de casualidad, terminando de armar una estantería”
Martín Ortiz Villa