Desarrolla una línea de lámparas de papel de seda hechas a mano y experimenta con materiales de descarte como yerba mate, pelo y polvo doméstico. En 2018 fue seleccionada en el Concurso Fase Emergente que organiza PuroDiseño.
De la experimentación material “sensible y cercana”, surgen, para la diseñadora Lucia Bellani, proyectos con proyección. Al menos, de los del tipo que a ella (que estudio diseño de interiores y se formó en artes visuales) le interesan especialmente: aquello que fusionan diseño con arte y sean responsable con el medio ambiente.
Desde hace tres años, desarrolla Hikari, una línea de lámparas de papel de seda, de distintos tamaños y texturas, que la llevó a quedar el año pasado preseleccionada en la edición 2018 del Concurso Fase Emergente (que organiza PuroDiseño). Enormes esferas de luz que concibe como módulos y se pueden componer en el espacio, siguiendo una lógica de instalación performática. Sólo el principio de otros desarrollos, todavía en etapa experimental.
Por estos días, estudia las ventajas de transformar materiales de descarte en materia prima, valorable y resistente. La yerba mate usada, disecada y mezclada con papel reciclado y aglomerantes de trigo, puede formar placas ecológicas súper útiles. A la vez, está haciendo pruebas con pelo y residuos domésticos (convertidos en textiles) e incursionando en las ventajas de la biofabricación con hongos. “El micelio sirve como molde porque imita perfectamente cada pliego que se le hace. En Europa se usando mucho para reemplazar el telgopor que es un material completamente nocivo” , comparte desde la terraza de su departamento en Martínez que hace las veces de laboratorio y taller.
Tomar contacto con la materia prima desde el inicio la motiva para seguir investigando. “Me interesa mucho concientizar y hacernos responsables de los desechos que producimos, que es una problemática muy grave. No hay necesidad de generar más material, lo tenemos al alcance de la mano. Todo lo que estoy probando son ventanas para demostrar cómo lo que tenemos cerca se puede convertir en algo que tenga mucho valor”, dice.
Su proyecto de luminaria, de hecho, también nació de una búsqueda a conciencia. “La iluminación siempre me generó mucha curiosidad. Una buena iluminación te cambia el humor y te embebe de distintas energías”, cuenta. Además, siempre fue muy observadora de la cultura oriental. Hikari significa luz en japonés. Pero a pesar de que admiraba esa dedicación y minuciosidad para trabajar, “no quería copiar”. Quería generar algo propio pero local. “Buscar algo nuestro y revalorizarlo”
Hizo distintas pruebas con diferentes técnicas y materiales hasta dar con los recursos que armonizaban con lo que quería transmitir: un objeto concebido como obra de arte (no como una producción seriada), en sintonía con su proceso artesanal. Así llegó al papel de seda (un papel de muy bajo costo que suele descartarse con facilidad pero que puede trabajarse en distintos colores) y a la técnica de cartapesta. “El procedimiento responde muy bien a luz, por la textura suave y cálida que refleja”.
La aplicación de capas (más de 21 en total, con secados intermedios) robustecen la estructura que, con pequeños gestos de plegado, adquieren texturas disímiles. Con estas lámparas en camino, se animó, el año pasado a sumarse al Concurso Fase Emergente. Menos mal.
“Ser seleccionada marcó un antes y un después en mi carrera; no sólo porque me obligó a ponerme una fecha de salida de la colección, sino por todo lo que me dio. Conocí un montón de gente y me permitió una exposición que fue clave para la proyección del proyecto”.
Mientras Hikari se expone en las más importantes casas de deco, la autora sigue acrecentando su curiosidad, que es para ella, parte del significado que le atribuye a sus posibilidades creativas. “Diseñar engloba procesos que me parecen muy interesantes de recorrer y me pone a dialogar con las necesidades del proyecto y de los curadores. Y el resultado final me resulta de lo más gratificante y motivador. Es hermoso poder generar un producto que el día de mañana alguien pueda usar y tener una respuesta sobre él”. Y algo más: el diseño le posibilita trabajar a partir de pruebas y errores. Y eso vuelve la búsqueda infinita.