El diseñador industrial se reconoce en constante crecimiento y tiene en claro que asumirse triunfador es el final. Se graduó en Córdoba, nació en Catamarca y de hace años hace centro en Milán y Buenos Aires. Trabaja para marcas internacionales de prestigio sin dejar de tejer lazos con su país.
Vive entre Milán y Buenos Aires y, si bien siente que se la pasa viajando y yéndose cada vez más lejos, siempre que puede vuelve a Catamarca, su tierra natal. Es su punto de encuentro, dice. “Donde se siente en casa”-
Para que no falten excusas, aprovecha a llevar los oficios tradicionales y nativos de la zona cada proyectos que empieza: los que dan la vuelta al mundo y al país. En Valle, la colección de lámparas que diseñó para la marca cordobesa Mínimo involucró la cestería; para Fábrica de Alfombras de Catamarca está pensando una nueva colección de carpetas hechas a mano, en telar vertical. Además, sigue con sus otros trabajos “in progress”: en agosto presenta La Familia, una colección de objetos en cerámica, madera y metal que creó para ILO. Sin parar, no deja de desarrollar objetos de iluminación y mobiliarios para marcas internacionales, como la francesa Roche Bobois y la italiana Penta.
¿Qué es el diseño?
Es un recurso cultural, económico, histórico y de relación, a partir del cual podemos transformar nuestra historia y el futuro. También la economía y todo lo que nos rodea. El diseño, bien utilizado, tiene un valor muy positivo para todas las culturas. Eso sí: tiene que ser abierto y para todos. No sólo para los entendidos o para los que dicen saber de diseño. Es inclusivo.
¿De dónde surgen las ideas?
Diría que parten de la sumatoría de observaciones. El diseño está en todos lados; y uno va teniendo una mirada particular en relación a lo que lo involucra. Las ideas provienen de esa manera de mirar y de cómo uno, como creativo, se relaciona con el entorno. Y se van renovando día a día, hay una rueda que gira todo el tiempo y las ideas van y vuelven. Pero están en el aire: hay que saber encontrarlas.
Dos reglas que conviene romper…
Quizá la de la prudencia, hay que ser un poco más caradura en las ideas, más atrevido. Hay que romper los límites. Está bueno atreverse a chocar, a trascenderse.
¿Qué sabés ahora que te hubiera gustado saber cuando empezaste?
Si bien siempre estudié mucho historia del diseño, ahora veo el potencial que tiene conocer ese pasado: las revoluciones, dónde estamos, cómo se hizo lo que se hizo. Me hubiera gustado poder involucrarme más en ese sentido, así que hoy estoy muy atento para no perderlo de vista. Es muy importante conocer de dónde viene todo lo que tenemos.
¿Qué es el éxito?
Un límite: decir ‘ya llegué’. En ese sentido, te aseguro que no me interesa serlo. Si uno llega al éxito se relaja. Estoy en constante crecimiento y el éxito es un stop.
¿Una obra (pieza/objeto) que te hubiera gustado que sea de su autoría?
La colección de sillas diseñadas por el artista norteamericano Donald Judd (referente del minimalismo): no tienen más de lo que se necesita para ser una silla. Logró algo que me hubiera gustado que sucediera dentro de mi cabeza: un proceso de abstracción y síntesis que me parece súper interesante.
¿Qué objetos te rodean cuando trabajás?
No muchos. Soy bastante despojado. Una taza de café, cuaderno y lapicera (que llevo a todos lados); y si estoy trabajando con algún material particular, me gusta tenerlo cerca para generar algo nuevo. Prefiero trabajar con la luz del día y siempre me siento cerca de las ventanas. Me gusta escuchar lo que pasa afuera, el movimiento.