La indumentaria es el punto de encuentro de dos grandes pasiones de Andrea Saltzman que ayer presentó La metáfora de la piel (Paidós) con una performance en MALBA.
Quince años después de El cuerpo diseñado -libro en el que reflexionó en torno a las formas que toma la indumentaria y cómo estas configuran el cuerpo- Andrea Saltzman vuelve a indagar en las relaciones entre el cuerpo, el vestido y le contexto: una tríada apasionante. La piel (y con ella las sensaciones) es el hilo conductor de este nuevo libro: La metáfora de la piel. Se trata de un recorrido, que comienza con la euforia de los año ’80. Década que en Argentina estuvo marcada por la vuelta de la democracia, pero también por el auge de carreras proyectuales y proyectos performáticos.
“La pulsión era expresarse, ampliar un modelo que asfixiaba hacia una representación más diversa”, escribe la autora. Justamente esta idea de expresión: la vinculación de un ser con su entorno la lleva a tomar la piel como metáfora. Una metáfora que adquiere nuevos sentidos, ya que se trata de un órgano vivo. Durante la presentación del libro volvió a referencia a este tema.
“La piel o el borde habla de alguien que percibe un espacio, lo habita y en la medida en que lo habita le van pasando cosas que a su vez generan sentido y construyen ese espacio en la intereacción. Es un poco lo que pasa en la danza”, explicó luego de referirse a su formación como bailarina y a la performance con la que dio inicio al lanzamiento de su segundo volumen.
“La piel o el borde habla de alguien que percibe un espacio, lo habita y en la medida en que lo habita le van pasando cosas que a su vez generan sentido y construyen ese espacio en la intereacción. Es un poco lo que pasa en la danza”, explicó luego de referirse a su formación como bailarina y a la performance con la que dio inicio al lanzamiento de su segundo volumen.
Hablar de la metáfora como lo hace Andrea es aprender a ver el mundo con un sinfín de posibilidades.
Martín Churba
“Siempre es novedoso y está atravesado por el tiempo y la circunstancia. Es el borde del cuerpo, pero implica dejar de pensar en una cosa y empezar a pensar en esto que acontece a partir de las interacciones. Algo novedoso”, dijo la autora al referirse al tema de su libro. Durante el evento, que se llevó a cabo en el auditorio del MALBA y combinó diferentes artes. La sala estaba llena: en las butacas había alumnos, colegas, diseñadores y artistas que celebraron la pasión de Saltzman por mezclar diversas disciplinas.
Tras dar la bienvenida, Saltzman invitó al escenario a Michel Noher, que leyó extractos de La metáfora de la piel mientras la bailarina Agustina Sario se movía por el escenario al ritmo de las palabras. Luego, la autora dialogó con la periodista Eugenia Maurello sobre el proceso que refleja el libro y recordó la época en la que se creó la carrera de diseño de indumentaria en la UBA. “No sabíamos de qué se trataba. Era raro ver el nacimiento de una carrera de diseño de indumentaria en una facultad de arquitectura. Generaba incomodidad. Era algo ligado al universo femenino, muy vinculada al hacer. Fue un momento en el que hubo una vuelta al cuerpo muy fuerte“.
Había otros cuerpos, otros modos de ser y manifestarse.
Andrea Saltzman
Recordó también una bienal realizada en una plaza e hizo referencia a cómo se gestaba una nueva mirada en torno a la moda. “Había otros cuerpos, otros modos de ser y manifestarse. Era una fiesta. Había una necesidad de volver a construir la identidad“, señaló al explicar el impacto que tuvo lo performático en ese momento.
“¿Cómo surgió el título del libro?”, preguntó Maurello. Y le dio el pie a Saltzman para que hablara de ese proceso. “Al principio pensé que el tema era la piel: ese borde e interacción. Me encantó porque no era pensar el cuerpo diseñado sino el borde que no pertenece ni a uno ni a otro. Si bien contiene al cuerpo, es lo que hace que uno tome conciencia de que es en relación a los otros.”, exclamó.
Luego se sumó a la charla Martín Churba. “Hablar de la metáfora como lo hace Andrea es aprender a ver el mundo con un sinfín de posibilidades, una cualidad de la metáfora es que nos permite ver el mundo como queramos. Es como un hada bondadosa que ayuda a mirar el mundo con bondad. Tiene que ver con acomodar las ideas y las tareas para que no se vuelvan enemigas de uno”, dijo el diseñador.
Acerca de La metáfora de la piel, el director creativo de Tramando expresó: “Es un ecosistema. La metáfora de la piel no es un trabajo de pedagogía, educación o diseño. Es todo eso, pero lo más grande de esta tarea es que estás haciendo un sistema que te excede. Es un gran valor cultural para todos. El primer libro que escribió, El cuerpo diseñado, es casi un manual para las universidades de diseño de habla hispana“.
La charla fue bree e incluyó preguntas del público. Para el cierre, la multifacética Saltzman -que concluyó un doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid- tenía preparada una sorpresa: un desfile con diseños originales, con texturas, morfologías y estampas alusivas al cuerpo y su borde: la piel.