Es el elemento principal de este edificio de tres plantas que alberga a tres generaciones de una misma familia japonesa.
Una imponente escalera infinita une a tres generaciones de familias en las distintas plantas de una construcción minimalista: el último proyecto del estudio japonés Nendo está construido alrededor de este elemento central.
La casa de la escalera está ubicada en uno de los barrios de Tokio y llama la atención en el vecindario porque toda la estructura es blanca y completamente vidriada. Las ventanas permiten que ingrese la luz natural durante el día y, de paso, mantiene la temperatura.
Con una impronta fuertemente minimalista, cada espacio de la casa preserva lo esencial: todo lo superfluo o aquello que no aporta valor pierde sentido bajo este concepto. De esta manera, también, la escalare cobra un protagonismo mucho mayor.
La austeridad aparece también en los colores. Se prefirieron los tonos neutros y sobrios. Los escalones de la escalera integran algunas plantas que cuelgan y contrastan con el cemento alisado. Otras se suman al interior. En el exterior se acondicionó un invernadero: las plantas aportan vitalidad y frescura.
Los ocho gatos de la familia pasean libremente por el jardín, disfrutando del sol. Son los únicos que no tienen un espacio definido: la casa es habitada por tres generaciones: los abuelos, los padres y los nietos.
La escalera traza una línea en diagonal, desde arriba hacía abajo; y alrededor de ella se construyen las tres plantas de la casa. La pareja de mayor edad se ubica en el primer piso, mientras que los más jóvenes se quedan en el segundo y tercero.
El elemento central no sólo sirve de nexo entre los ambientes: uno de los baños se esconde debajo de ella. También es funcional para esconder distintos objetos, siempre que sean de utilidad: el minimalismo rige.