Desde que fueron finalistas del Concurso Fase Emergente, que organiza PuroDiseño, su marca no para de crecer bajo un concepto en el que las prendas se inspiran en un material (y no al revés) y le hablan a un cuerpo real.
Catalina Peralta Martínez, Carolina Nicolucci y Micaela Pena se conocieron cursando Diseño de Indumentaria en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y además de hacerse grandes amigas crearon Ciclo, una marca de ropa que primero las llevó a ser finalistas del Concurso Fase Emergente (2018) y, casi enseguida, en marzo de este año, a destacarse en otro importante concurso de diseño en Nueva Zelanda (el ID Dunedin fashion Week Emerging Designers).
PuroDiseño fue determinante. “Además de divertirnos y conocer a diseñadores de otras disciplinas, fue la primera vez que mostramos nuestro trabajo más allá de la facultad. Dejó de ser un proyecto universitario y nos hizo consolidar un montón de cosas, plantarnos más como marca y en lo que queremos comunicar”, cuenta Nicolucci, desde el taller en el que pasan todo el tiempo que pueden juntas, trabajando en el crecimiento de la marca. Porque después de mostrar su colección en el mundo, lo bueno siguió: las invitaron a vender sus prendas de autor, con las que buscan borrar las barreras de género, edad y cuerpo, a participar de una plataforma de e commerce, en Londres, en la que venden a pedido (se llama Fashion Crossover London y reúne a varios diseñadores que salen del mainstream).
Ciclo dejó de ser un proyecto universitario y nos hizo consolidar un montón de cosas, plantarnos más como marca y en lo que queremos comunicar”.
Diseñar es comunicar
Para ellas, el diseño, es una forma de comunicar. “Desde la facultad aprendimos a concebirnos como gestores culturales. Nunca fue sólo hacer algo lindo para vender. Lo importante, siempre es, pensar qué querés contar y trabajar sobre eso”, comparte Pena. Claro, que al principio es difícil. Las oportunidades hay que buscarlas. “Nos dimos cuenta de que aparecen recién cuando uno empieza a moverse.No hace falta una mega inversión. De a poco se puede seguir avanzando”, agrega Peralta Martínez y puntea algunos imprescindibles: mantener una red social activa y tratar de ahondar en la necesidad de un público. Y algo más: “Lo audiovisual es muy fuerte. Tanto acá como afuera, las fotos y los videos son casi tan o más importantes que las prendas”.
Nada sucede de la noche a la mañana. Hay que investigar hasta dar con el nicho, que al principio parece complejo. Hay que atravesar a sensación de que ya está todo hecho. Buscar y generar redes entre diseñadores independientes, también es una buena idea. Además de cruzar el diseño de indumentaria con otras disciplinas explorar otras áreas. “Aprendés mucho juntándote con otra gente, te nutrís de nuevos pensamientos y de la mirada del otro; y eso es prioritario. Necesitás la respuesta del público”, dice Nicolucci.
A partir de ese ida y vuelta se va fortaleciendo el concepto de marca y sus guiños. Para pensar sus colecciones no usan maniquies. Muchas veces, se la prueban ellas mismas. “Queremos que la ropa se adapte al cuerpo y no al revés. La silueta está muy estereotipada”, piensa Pena y coinciden sus socias. La hibridación es otra palabra muy presente en la colección.
“Una misma prenda cuenta con distintos materiales: el puño no siempre tiene que estar en la manga. La idea es que cada material encuentre distintas y novedosas versiones”, dice Peralta Martínez. Un material provee información y genera nuevos diseños. El hecho de que la materia prima sirva de inspiración vuelve el proyecto apunte su grado de sustentabilidad. Además, tratan de buscar un diseño responsables usando telas que quedan como sobrantes en textileras o marroquinerías.
“La tendencia es apuntar a un diseño más personalizado”
De algún modo, coinciden, el diseño en el mundo toma conciencia de la problemática medioambiental. Además, de seguir un concepto singular. “La tendencia es apuntar a un diseño más personalizado, alejado de las grandes marcas o al consumo de masas. Ir más a la particularidad de la prenda, encontrar opciones más pensadas y en diálogo con el cuerpo. Ya no se trata nada más de producir mucho y salir a venderlo”. Ellas se alinean al desafío.