Desde Córdoba, Romina Brunello produce piezas de barro y prueba las posibilidades técnicas que le brindan los materiales que tiene a su alcance.
La creativa Romina Brunello crea vasijas de barro con torno alfarero. Se formó como artista y estudió fotografía, pero se enamoró de la cerámica.
Le interesa especialmente experimentar con los materiales que vienen de su entorno: Deán Funes, un pueblo del noroeste de Córdoba en el que abundan los suelos arcillosos.
“El objeto se va formando rápidamente entre las manos, al compás del movimiento circular del torno. Y la forma siempre es una sorpresa”
Su taller está ubicado a pocos metros de “La Cañada”, en la ciudad de Córdoba. En ese espacio da clases de alfarería y es ese lugar el que también oficia como tienda.
Romina se mudó a Córdoba para estudiar Bellas Artes. Es docente de Artes Visuales y da clases en dos colegios secundarios. Con la pandemia, trata de organizar su producción de una manera diferente.
Tuvo que abandonar sus clases y al horno lo tiene en Deán Funes, donde tiene más espacio. A la vez, dice, toda la situación de crisis sanitaria la moviliza. “Tuve momentos de introspección que me hicieron repensar mi oficio y reflexionar desde lo personal”
LAS PIEZAS Y SU INFANCIA
“La alfarería es una disciplina que requiere habilidad manual, pero no sólo las manos están implicadas, todo el cuerpo y la mente forman parte de este proceso rítmico, fluyente y creativo. Este oficio es muy sensorial y lúdico“
La cerámica se hace con barro, agua y fuego: elementos que vienen de un paisaje cercano.
“Elegí trabajar con el barro de mi noroeste cordobés, así que cada vasija preserva su color y textura, es una partecita de esa tierra. Me gusta que mis piezas cuenten esa historia. Me conectan con el lugar donde nací, con mi pueblo, mi historia, mi identidad”
EL PROCESO CREATIVO
Suele comenzar con la necesidad de “decir algo, de decir lo que siento y soy sin palabras, a través de la forma”. Entonces llega la idea y después un dibujo que la materializa.
“Me siento en el torno con la arcilla y mi cuerpo y mi mente se encargan de hacerla posible. A veces la vasija se parece a mi dibujo, a mi idea; otras veces, nace algo nuevo”
El momento mágico es abrir el horno y ver cómo barro, agua y tierra se amalgaman, se transforman y nos ofrecen maravillas.
LA ARCILLA
El barro como material tiene muchas bondades y se nos brinda gratuitamente, es plástica y es frágil, necesita que la tratemos con cuidado, sin apuros desde el inicio. Además, es muy noble y brinda infinitas posibilidades técnicas y expresivas que la vuelven muy interesante.
EL PROYECTO
No podría hacer otra cosa. “La alfarería me conecta a mi tierra, mi gente, mi memoria, mi historia. Pero lo mas lindo del oficio es la cara de felicidad que ponen las personas cuando llegan al taller y les comparto un poco de barro. Creo que en ese momento mis alumnas se conectan con su niño interior y con un espacio de la infancia y de su lugar en el mundo. Igual que me pasa a mí”