Cómo planificar tu año para hacer crecer tu proyecto

Anticiparse, programar, manejar la urgencia: las claves de la asesora de emprendedores, Nayla Norryh para lograr tus objetivos y potenciar tu desarrollo.
Dividí el año

Organizá el año en cuatro grandes bloques (en cuatro trimestre) y empezá a pensar en los planes que querés concretar durante 2020. Cuáles serán aquellas grandes metas a las que le pondrás más atención.

Se trata de definir con anticipación para que puedas asegurarte de que vas a tener el tiempo y a contar con los recursos disponibles para lograr el mejor resultado.

Lo ideal es que no sea más de un plan por trimestre, para que los puedas ejecutar con calidad, en lugar de terminar haciendo mil cosas chiquitas.

Una vez definidos esos cuatro grandes planes, el siguiente paso es escribir, de cada uno, una lista de todas las acciones que tenés que hacer para asegurarte que lleguen a buen puerto.

Si uno de tus grandes planes es el lanzamiento de un nuevo taller, quizás algunas de las tareas a definir serían: encontrar el espacio ideal, convocar por redes sociales y diseñar las piezas de comunicación.

El objetivo de esta lista es que te marque el norte, para asegurarte tiempo y foco en tu agenda.

Anticipate a las necesidades y pedidos de tu proyecto

Cuando no te planificás con tiempo, lo que termina pasando es que dispares pedidos a último momento, siempre en modo urgencia, que hace que los otros tengan que trabajar en modo urgencia también.

Las urgencias pueden ser una excepción pero si se vuelve la forma normal de trabajar, hay algo que estamos haciendo mal.

Por eso, una vez que tengas la lista de tareas que armaste en el punto anterior, el segundo paso consiste en ver con anticipación qué cosas vas a necesitar de otros.

Enfocate en el primer trimestre

La idea es que escribas cada paso lo más detallado posible. En lugar de escribir: “hacer las fotos de la nueva colección”, ocupate de describir todos los puntos necesarios para lograrlo: elegir las prendas, pedir presupuestos, pedirle a la fotógrafa referencias para saber qué tipo de foto voy a hacer, etc.


Para evitar abrumarse, no tiene sentido bajar a este nivel de detalle los siguientes trimestres. De esta manera avanzamos enfocados, de un plan a la vez.

Cómo organizar el año para potenciar tu proyecto
Bloqueá el calendario con anticipación

Una vez que tengas definida la lista (lo más detallada posible) de todas las tareas específicas que querés hacer para ese primer gran plan del año, el siguiente paso es agendarlas con anticipación.

Si ya sabes, por ejemplo, que vas a hacer una sesión de fotos para el lanzamiento de esa nueva colección, ¿en qué fecha tendrías que estar haciéndola, para llegar tranquila al lanzamiento con las fotos listas. Quizás no podés definir ahora el día exacto, pero sí podrías ir poniendo la semana en la que querés (o necesitás) que pase cada cosa.

Empezá cada semana con una revisión

Revisá todos los lunes el calendario de tu semana, para asegurarte que gran parte de tu tiempo esté enfocado en las tareas más importantes para tu proyecto y no en otras distracciones, en las que a veces, perdemos más tiempo del que creemos. Como mirar IG.

Si ocupás los primeros veinte minutos de tu lunes en chequear la semana, podés focalizarte en la totalidad de la agenda y ver si hay algo que tenés que mover de lugar o si algo quedó pendiente de la semana anterior.

Herramientas como Google Calendar te permiten ver toda tu semana de un pantallazo y los bloques de actividades de cada día, para mover, agregar o eliminar lo que haga falta, antes de ponerte a trabajar con el primer pendiente.

De esta manera empezamos la semana con orden y control de nuestro tiempo, en lugar de reaccionar al primer mail que nos llega o el primer comentario que nos cruzamos en Instagram.

Evitá que tu lista de pendientes dirija el día

La lista de pendientes no es una lista de prioridades, que esté en la lista no quiere decir que tengas que hacerlo ahora mismo o mañana. Lo mejor es que antes de ponerte a trabajar, mires la agenda de ese día y definas cuáles de esos pendientes harás ese día y cuáles no.

Lo mismo con los pedidos inesperados que van apareciendo cada día. Si, por ejemplo, te llega un mail de un cliente pidiéndote un informe con tal y cual cosa, ese mail no es un disparador para que te pongas a hacerlo en ese instante y dejes lo que estabas haciendo.

En cambio, cuando te llega ese pedido, primero analizás si te corresponde hacerlo. La primera pregunta siempre debería ser: ¿sí o no?

Si decidís que es algo que tenés que hacer, entonces mirás tu agenda y elegís en qué momento vas a hacerlo. Y le respondes el mail a ese cliente, diciéndole que se lo vas a mandar para tal fecha.

Así, seguís enfocada en lo que estabas haciendo y no saltás de un pedido a otro de forma reactiva. Consejos para aplicar que seguro van redundar en mejoras para el proyecto.

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