Aprender un oficio para salir adelante (el proyecto solidario de dos amigas)

Más de 60 mujeres aprendieron a coser para desarrollarse personal y laboralmente. Cada vez más empresas y clientes buscan estos productos que contribuyen a crear inclusión y trabajo.

Cuñá viene de “Kuñá Mbareté”, que significa “Mujer fuerte” en guaraní. Y es el nombre que lleva este proyecto que busca promover el desarrollo personal y laboral de un grupo de mujeres en situaciones vulnerables que viven en Barrio Nuevo, en Merlo, en Buenos Aires.

La iniciativa nace en 2015 de la mano de dos amigas: la diseñadora de indumentaria Victoria Alcántara y Agustina Irureta , Ingeniera Industrial.

Cuñá. Proyecto solidario
Victoria Alcántara y Agustina Irureta, amigas y creadoras de Cuñá

“Cuña intenta, por un lado, acercar una fuente de ingreso a las personas excluidas del sistema y por otro, generar un pequeño aporte a la industria textil más sustentable y responsable”, comparte Alcántara.

Cuñá. Proyecto solidario
Algunos de los sobres que cosidos por las mujeres Cuñá

El primer paso para concretar el proyecto fue conseguir algunas máquinas de coser. Con esos recursos iniciales comenzaron. A la vez se capacitaron en corte y confección. Y en cuanto estuvieron consolidadas empezaron a compartir ese conocimiento con las otras mujeres. Hoy son más de 60 las mujeres que pasaron por los espacios de capacitación en costura inicial de Cuñá.

Cuñá. Proyecto solidario
Los sobres de Cuñá

En la primera edición del taller, la inscripción las desbordó, pero todas las participantes pudieron hacer objetos con sus propias manos. Especialmente accesorios de decoración y blanquería.

“Para nosotras fue una experiencia muy movilizante y que seguimos sosteniendo en el tiempo. Nos interesa que el conocimiento se comparta, se expanda y multiplique”, dice Irureta. El taller ya cumplió tres ediciones exitosas.

Cuñá. Proyecto solidario
El espacio de taller

Al principio, relatan las amigas, muchas de las mujeres no sabían coser y tampoco se animaban a probar. ‘”Yo no sé, a mí no me va a salir, me da miedo”, les comentó una de ellas el primer día.

“Con paciencia y mucha dedicación, aprendió y se soltó. Pero no sólo eso, un tiempo después era quien acompañaba y estimulaba a otras que no se animaban tanto. ‘Tranquila, vas a ver que es cuestión de tiempo, ya te va a salir’, compartía con sus compañeras.

Cuñá. Proyecto solidario
Cuadernos con consignas y frases que motivan

En paralelo a los talleres de capacitación, Cuña armó espacios de formación con perspectiva de género: jornadas mensuales abiertas a la comunidad en las que debaten sobre temáticas afines.

“Creemos que el acceso al conocimiento debe ser democrático, especialmente en sectores con menos recursos, donde la violencia de género se recrudece. Pero además, porque necesitamos más espacios de contención donde podamos charlar tranquilas y buscar ayuda cuando sea necesario. Juntas somos mucho más fuertes”, analiza Irureta.

Cada uno de los productos se corta, cose y confecciona prestando atención a los detalles y utilizando distintas máquinas, recta, overlock y collareta.

Cuñá. Proyecto solidario
Cada mujer aprendió el oficio y acompaña a otras

Para estampar, se unieron a un taller protegido de Barrio San Juan, que realiza serigrafía. Una emprendedora textil se ocupa del desarrollo de los estampados digitales.

cunia.mujeresfuertes

Actualmente están trabajan dos líneas de productos: para clientes finales o regalos empresariales. En sus redes @cunia.mujeresfuerte ofrecen manteles, servilletas y otros artículos de blanquería. También bolsos, contenedores y cartucheras

Cuñá. Proyecto solidario

“Cada vez más personas y marcas eligen productos con impacto positivo y les interesa apoyar alguna causa con sus compras, así que creemos que ahí tenemos una oportunidad para seguir creciendo y poder ayudar a más mujeres”, cuenta Irureta.

Esa conciencia es la que las mueve para seguir trabajando por una sociedad un poco mejor, cierran convencidas.

Últimas notas

También podria interesarte....