El diseño y la confección de las carteras, riñoneras y mochilas de este proyecto solidario permite que un grupo de mujeres porteñas en situación de vulnerabilidad cree nuevas oportunidades para su vida. El aprendizaje del oficio es el principio del cambio. Una idea de la publicista Andrea Gómez.
El diseño empodera, transforma. De eso está segura la colombiana Andrea Gómez, quien hace 11 años vino a Buenos Aires a estudiar publicidad y se quedó.
Desde 2015 desarrolla Ruah,un proyecto que tiene como objetivo la promoción integral por medio de la capacitación en oficios artesanales de mujeres que están transitando situaciones de vulnerabilidad económica, emocional y social.
Bajo este programa solidario, integrado por ella y un grupo de amigas y voluntarias (que se ocupan de las distintas áreas como psicología, finanzas o diseño) mujeres de diferentes hogares y centros de la mujer de la ciudad aprenden marroquinería, se afianzan en el arte del telar o descubren las diferentes posibilidades de la lana o del cuero.
Una vez internalizado el oficio pasan a producir carteras, mochilas, riñoneras y bolsos que se venden por Instagram (@ruahbags) y están disponibles en algunas casas de deco.
Concebidas bajo el concepto de Slow Fashion, cada pieza es atemporal. La idea es que duren (por eso el cuero, además de que es un material noble y argentino) y que acompañen el sentido del proyecto. Los objetos no buscan ser perfectos. “Igual que cada clienta y cada una de las mujeres que las crea: única y valiosa, con sus heridas y virtudes”, comparte Gómez.
Cada modelo, además, busca conectar con distintos procesos humanos: la paciencia, la alegría, la vulnerabilidad. Intenta transmitir, cuenta Gómez, “que estamos preparados para soñar, más allá de las situaciones difíciles que podamos atravesar”.
Las talleristas reciben el 50 por ciento de las ganancias de las ventas. El resto es para mantener la rueda de capacitación siempre activa, solventar una mínima estructura y comprar materiales. Algunas curtiembres colaboran dándoles sus mejores descartes. Los aliados también son indispensables para el crecimiento del programa. Grandes marcas como Prüne, se sumaron desde el asesoramiento.
Lo que pasa en el interior de los talleres genera cambios positivos. “Verse capaces de crear un objeto concreto y observar como puede modificarse en base al esfuerzo de su trabajo les permite pensar en otras posibilidades para su vida”. Además de aprender un oficio, incorporan un sentido de la organización y la rutina que es clave para el éxito en el mundo laboral futuro.
El trabajo manual es también un espacio de conexión con su interior. Un medio de expresión que redunda en acciones de superación. Los diseños, también, se enriquecen con el trabajo colaborativo engrandeciendo el círculo virtuoso.