Andreea Braescu traduce la complejidad de la naturaleza en estas esculturas de luz
La artista visual rumana Andreea Braescu modela a mano cada una de las más de mil hojas que componen sus esculturas de iluminación. Trabaja con porcelana china, un material traslúcido, delicado pero resistente. Actualmente está armando una pieza para un hotel en París que espera tener lista para mediados de marzo. Es uno de los tantos proyectos que hoy la ocupan.
Braescu estudió cerámica en la Universidad Nacional de Arte y Diseño de Bucarest y pasó los últimos seis años desarrollando su propio enfoque basado en las emociones, “con el objetivo de recrear el espíritu y la energía de la naturaleza dentro de los espacios interiores”.
En el hacer encuentra el medio para compartir su amor por la naturaleza y la serenidad y armonía que transmite.
Intenta que cada una de sus piezas maravillosas, sutiles pero potentes, cambien el ánimo y el espíritu de las personas que habitan los espacios que ella transforma, comparte desde su taller en Bucarest.
“Utilizo tecnología y técnicas modernas, pero finalmente todo termina siendo muy artesanal. Y esa cercanía es esencial para mantenerme fiel a mi visión. Intento replicar la habilidad de crear armonía que tiene la naturaleza y las piezas hechas a máquina siempre tienen un elemento de uniformidad”
“Estoy fascinada por la infinita complejidad de las estructuras naturales, en las que todo funciona en perfecto equilibrio”.
Los fragmento que componen sus lámparas son únicos como la pieza terminada. Por eso, lejos de la producción en serie, el proceso de producción es largo y dedicado. Una de sus lujosas escultura de iluminación orgánicas está compuesta por 1120 hojas de porcelana de acabado minucioso.
“Averiguar cómo mantener la estructura de las hojas de porcelana cuando entran al horno es la parte del trayecto de producción que más disfruto. Con el calor, la porcelana adquiere la consistencia de una miel cálida, hermosa pero muy impredecible. A veces, se derrite y cambia de forma. Entonces, montando cada pieza en marcos de acero antes de entrar al horno, logro retener la individualidad sin perder las formas”
Lo importante es siempre mantener la esencia de lo que uno cree. En mi caso, en los efectos de la naturaleza en nuestras emociones. “Son tan poderosos que nos afirman a la vida y son infinitamente inspiradores”.
La intención, en cada pieza es “recrear el sentimiento que tenemos cuando estamos en la naturaleza. Integrarla a los espacios que habitamos es clave porque nos vuelve más felices y más libres”. Desafío cumplido.