Lo lanzó la diseñadora industrial Paula Zuccotti y la consigna despertó el interés en todo el mundo. Ya tienen más de 500 fotos que le servirán para analizar cómo se vive este presente tan particular.
Para armar una cápsula del tiempo que resguarde estos días de confinamiento, la diseñadora industrial, etnógrafa e investigadora de tendencias Paula Zuccotti lanzó en redes Every Thing We Touch, un desafío global que ya tiene cientos de participantes.
¿Cuáles son los 15 elementos esenciales que reflejan tu cuarentena? propuso a mediados de abril y estallaron los posteos de fotos que hablan sobre nuestras necesidades, estrategias y mecanismos de supervivencia.
El llamado es a reflexionar sobre el presente y nuestras rutinas a través de los objetos que tenemos más cerca.
Cada foto tiene que ser subida con un título que las agrupa bajo un concepto: “las cosas que me hacen bien”, por ejemplo.
El desafío “Every Thing We Touch” ya tiene acumuladas más de 500 fotos, de personas de veinte países diferentes, especialmente de Inglaterra y Estados Unidos pero también de Japón, Taiwán, India, Perú, Ecuador, México, España, Alemania, Francia, Irlanda.
Algunas que no están subidas a IG pero se las enviaron directamente a ella, que las recibe desde Londres, la ciudad en la que transita la cuarentena.
Como pronosticadora de tendencias, Paula está acostumbrada a viajar por el mundo y a entrevistar personas en la intimidad de sus hogares. Desde hace más de 15 años busca entender la vida de la gente a través de los hábitos cotidianos que reflejan sus objetos.
Tiene su propio observatorio de investigación -TheOverworld – y trabajó para grandes marcas como Nike o Google.
De hecho, su último libro le dio el nombre al desafío “Every Thing We Touch”. Se trata un registro de más sesenta personas que le valieron numerosos premios y la producción de un documental.
La idea del challenger apareció frente al deseo de reinventar un método de trabajo y adaptarlo a estas condiciones particulares.
“Me pregunté cómo podía seguir haciendo lo que más me gusta, entrar en la intimidad de la gente para conocerla a través de sus objetos, en estas condiciones de aislamiento tan particulares” cuenta la autora.
LO QUE DICEN LOS OBJETOS
La diseñadora planea armar una página web para mostrar todas las fotos que le están y seguirán llegando.
Por una lado, dice, estaba su necesidad de seguir investigando la vida de la gente y por otro, se daba cuenta de que lo que le pasaba a ella le pasaba a muchos amigos.
“Lo que nos estaba ocurriendo nos unificaba: mis prioridades estaban cambiando, ya no usaba ni las carteras ni las joyas lindas. Dejé los accesorios y pasé a la ropa de entrecasa. Todo iba cambiando. Eso me hizo pensar que si lanzaba un mensaje claro todos lo iban entender. Era un mensaje inclusivo”
¿Qué te sorprendió del material que estás recibiendo?
Que todos relatan un estado emocional. Si bien yo les pedí que les pusieran un título a cada conjunto, son fotos que cuentan una historia de cómo estamos. Son relatos súper transparentes, honestos, simples, vulnerables.
Es muy lindo ver esa transparencia en un mundo de redes sociales, donde casi siempre se tiende a mostrar otra cara. Estas fotos no tienen miedo de esconder.
Es todo muy íntimo: “mi cuaderno”, “mi anotador”, “mi taza”, “mis pantuflas”. No se ven lujos. Por el contrario: hay simpleza, nada por demás.
Y observando los objetos retratados, ¿qué recurrencias encontrás?
Aparecen muchas cosas que tienen que ver con el quehacer manual que teníamos olvidado: registré una cantidad impresionante de máquinas de coser y batidoras o palos de amasar. Un reencuentro con el coser (y no solo para hacer barbijos y tapabocas) y con la cocina.
Hay muchos cambios de hábito, de empezar a hacer las cosas uno mismo. Volver a limpiar. Hay productos de limpieza, tijeras y máquinas de cortar el pelo: acciones que la gente delegaba y ahora tiene que volver a hacer. Hay un desarrollo de habilidades personales por tener que arreglártelas solo.
También aparecieron muchos productos para el cuidado personal como cremas humectantes o exfoliantes. Todo lo relacionado al confort: té, vino, chocolate, galletitas.
Cosas que te sacan el estrés: antidepresivos, medicación, relajantes. Como si las fotos expresaran: ‘Estoy bien pero también necesito esto para poder estar mejor’. Se ve muy claro ese contraste.
Hay productos para la ambientación de los hogares: velas, plantas, sahumerios. lámparas. Todo lo que ayuda a crear una atmósfera única. Esos objetos que ayudan a construir espacios personales dentro de un espacio mucho más amplio. Un rincón en una casa compartida con otros. Muchas gente, ademas, me cuenta que aprendió a cuidar las plantas y así a quererse y cuidarse.
La cantidad de juegos es increíble: burako, cartas, generala, rompecabezas, muchos dibujos. Instrumentos de música.
¿Qué pueden aportar los diseñadores a esta crisis?
Quizás lo más importante que podemos hacer como diseñadores es no ignorar esto que nos está pasando. No pensar que es una pausa o un vacío entre el pasado y el futuro y que el futuro va a ser como era el pasado antes.
Tenemos que darnos cuenta de que éste es el presente y éstos son nuestros hábitos de hoy. Y que si bien, la vida no va a ser así para siempre, de todo esto aprendimos y algo nos va a quedar.
La manera en la que consumimos y cómo nos relacionamos con las cosas va a cambiar. La gente empezó a tratar mejor a sus lavaplatos. Es esencial y no quiero que se me rompa y lo cuido más que antes.
El vínculo con los objetos dejó de ser algo pretensioso o expuesto hacía el afuera para afianzar una conexión personal y más simple.
El desafío está abierto y por ahora, no tiene fecha de caducidad. Para sumarte tenés que subir tu foto arrobando a @paugram con los hastags #EsencialesDeCuarentenax15; #EveryThingWeTouch; #EveryThingWeTouchCovidEssentialsx15; #FutureArcheology.